11 de septiembre de 2010

EL ARTE Y LA VIDA

EL ARTE Y LA VIDA

Hemos leído algunos artículos e ideas publicadas en folletos anteriores a éste y nos han llamado a reflexionar sobre la relación entre el arte y la vida.

Nos preguntamos porqué hay artistas (aquí y en el mundo) que parecen crear sus obras vaciándolas de vida, que al mostrarnos sus trabajos éstos no parecen tener nada que ver con la vida cotidiana de las gentes, ni reflejar el mundo tal como es, ni hablar de las cosas simples o complejas que vivimos. Nos preguntamos por qué muchas personas perciben el arte como algo lejano y hecho para un reducido número de intelectuales y hombres “cultos”; porqué el teatro, la danza, la pintura, etc. no parecen hoy dialogar y menos compaginarse con las grandes mayorías…

Debemos ser honestos, nuestras preguntas son en realidad críticas. Criticamos al artista que pretende ponerse al margen de la vida con sus obras, criticamos la obra de arte que no vibra con el latido de los tiempos, sino que le da la espalda. Lo criticamos no porque “no digan nada”, sino porque engañan y ocultan sus verdaderos intereses y móviles. Creemos que nada de lo que hagamos puede estar al margen de la vida y su continuo movimiento. Así, si le damos la espalda, si hacemos “arte a puerta cerrada”, será porque nuestra pretensión es la de “congelar el tiempo”, y nuestra inquietud la de contener el avance de la historia. (No importa si lo hacemos conscientemente o no; al final, la historia no nos pide permiso para continuar su marcha y ella se encarga de ubicar cada cosa en su lugar: sólo prevalece lo que sirve al progreso, lo demás es paja que vuela). Pero el avance de la humanidad, aún con todos sus derrumbes, avalanchas y zigzagues, es incontenible, y es obras de millones de manos sencillas, las que sudan en el arenal, las que se rajan en la mina o las que adquieren los surcos de la tierra.

CESAR VALLEJO
Y podemos afirmar con alegría una verdad ya largamente demostrada: ningún gran artista ha vivido de espaldas a los acontecimientos de su época. Todo gran artista hundió sus pinceles en las aguas profundas de su tiempo y retrató el latido de sus días, ayudando a empujar la historia hacia delante, de algún modo.

¿Qué proponer entonces? Tomaremos a Vallejo para concluir que: “El literato a puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y dirección contrarias de la realidad, nada de esto sacude personalmente al escritor de puerta cerrada.
Frente a esta literatura de pijama, que como el aire confinado de las piezas cerradas tiende actualmente hacia arriba pero para evaporarse, también como ese aire, muy pronto se agolpa ante los pulmones naturales del hombre la libre inmensidad de la vida” (1)
CUADRO DE DIEGO DE RIVERA

Abramos las puertas de ese cuarto cerrado y que ese arte enclaustrado se esfume como el aire contenido, y llenémonos de vida para reproducirla vibrante en nuestros trabajos artísticos, y hagamos un arte vital que critique todo lo que conduzca la atraso, que dialogue con la gente sencilla aprendiendo de sus manos, de su sabiduría, y así, que ayude al progreso, que sea grano y nunca paja.



Manuela Paz

Taller de arte “Encuentros”





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(1)César Vallejo, “Variedades” Nº 1056, mayo de 1928

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