1 de mayo de 2012

EL TRIBUNO DEL PUEBLO: FRANCOIS BABEUF



Este político, teórico y revolucionario francés (Saint Quentín 1760-París 1797), también conocido como Gracchus, vivió uno de los momentos más complejos y brillantes de la humanidad: la revolución francesa. Dotado de un espíritu rebelde e inconforme, participa decididamente en la movilización social que le tocó vivir. En 1789, cuando las cargas impositivas siguen agobiando a los ciudadanos, desde su proyecto “Cadastre Perpétuel” (Catastro Perpetuo), propone una reforma fiscal igualitaria, la organización de la sociedad sobre la base del trabajo en común y defiende el desarrollo de la revolución, incluso con el empleo de la violencia y la necesidad de un periodo de dictadura. Desde “El Tribuno del Pueblo”, publicación que dirige y que alcanza gran difusión, Babeuf abogó firmemente por la abolición de la propiedad privada, como de toda heredad sobre la tierra, pues estaba convencido que solamente colectivizando la propiedad el pueblo tendría prosperidad. Ante el creciente afianzamiento de la burguesía francesa en el poder, estas ideas le significaron cárcel y dura persecución. En 1796, apartado de todo cargo público, junto a otros revolucionarios, desarrolla su labor política de manera clandestina, concentrado en una campaña destinada a agitar y levantar a las clases populares para derrocar al Directorio (órgano ejecutivo del nuevo gobierno francés). Entonces, el ejército del Interior, es decir la policía, tenía como jefe a Napoleón Bonaparte. Pronto, todos los insurrectos son detenidos, y Babeuf es ejecutado.
Babeuf es considerado como uno de los primeros teóricos del socialismo y un predecesor del comunismo. En las primeras líneas de su “Manifiesto de los Plebeyos” (1), escribió:
Ciudadano:
“Lejos de los defensores del pueblo, lejos del pueblo mismo, esta diplomacia, esta pretendida prudencia maquiavélica, esta política hipócrita que no es buena más que para los tiranos, y que en estos últimos tiempos emplean los patriotas, les ha hecho perder los frutos más bellos de la victoria del 13 Vendimiario. Reflexiones, fundadas sobre todos los ejemplos, me han dado la convicción, de que, en un estado popular, la verdad debe aparecer siempre clara y desnuda. Siempre hay que decirla, hacerla pública, hacer al pueblo entero confidente de cuanto concierne a sus intereses más importantes. Las circunspecciones, los disimulos, los apartes, entre las camarillas de hombres selectos y pretendidos reguladores, no sirven más que para matar la energía, falsificar la opinión, hacerla fluctuante, incierta, y, de ahí, despreocupada y servil, y dar así facilidades a la tiranía que puede organizarse sin obstáculos. Eternamente convencido de que nada grande se puede hacer sin contar con el pueblo, creo que es necesario, para hacerlo, decirle todo, mostrarle sin cesar lo que hay que hacer, y temer menos los inconvenientes de la publicidad de que disfruta la política, y contar más con las ventajas de la fuerza colosal que evita las trampas de la política... Hay que calcular toda la fuerza que se pierde dejando a la opinión en la apatía, sin alimento y sin objetivo, y todo lo que se gana activándola, esclareciéndola y mostrándole un objetivo.”
"La libertad guiando al pueblo". De la croix (Francia, 1798-1863)


(1) “El Manifiesto de los Plebeyos” Babeuf a Fouché de Nantes. París, 17 Brumario, año 4 de la República, apareció en el número 35 de El Tribuno del Pueblo, del 9 Frimario, año IV (30 de noviembre de 1795). En el sumario de dicho número presentó Babeuf el “Manifiesto” como “Compendio del Gran Manifiesto para proclamar y restablecer la Igualdad de hecho. Necesidad para todos los franceses privilegiados de retirarse al Monte Sacro o de la formación de una Vandea Plebea”.

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