1 de agosto de 2012

DIEZ FORMAS DE ADORMECER AL PÚBLICO


LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, SEGÚN NOAM CHOMSKY


Uno de los intelectuales más rebeldes del stablish­ment norteamericano es el lingüista Noam Chomsky quien considera que los medios de comunicación cumplen espe­cial papel en la manipulación de las conciencias, es decir, la creación de opinión pública según conveniencias de los gobiernos o sectores del poder mundial y nacional. Gracias a lo “mediático”, como se les llama hoy, éstos pueden ha­cer propaganda adversa a los movimientos sociales, justifi­car lo injusto, o alentar el mercantilismo más descabellado, creando una “realidad” para atenazar el pensamiento de la colectividad. ¿Cómo logran esto? Chomsky afirma que en constantes campañas denigrantes, se incentiva la estupidez, se promueve el sentimiento de culpa, se fomenta la disper­sión, se inventan y se resuelven problemas artificiales para evadir los problemas reales. Estas son las diez fórmulas, se­gún él, con que el poder garantiza la manipulación de con­ciencias:
- La dispersión o distracción. Consiste en desviar la aten­ción del público de los problemas sociales y de las decisio­nes de las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
- Inventar un problema y una solución. También es lla­mado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar.
- La gradualidad. Una medida inaceptable se aplica gra­dualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. De esa manera condiciones socioeconómicas radicalmente adver­sas para el pueblo (como el neoliberalismo) fueron impues­tas durante las décadas de 1980 y 1990: privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios mi­serables, cambios que hubieran provocado una insurrección si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
- La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el mo­mento, para una aplicación futura.
- Dirigirse al público como si todos fuéramos niños. La publicidad utiliza discursos, argumentos, personajes y en­tonación particularmente infantiles, como si los espectado­res fuésemos criaturas de poca edad o deficientes mentales. Cuanto más se pretenda engañar al espectador, más se adop­ta un tono infantil.
- Emoción versus reflexión. Técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional y el sentido crítico. La utilización del registro emocional abre acceso al incons­ciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y te­mores, compulsiones o inducir comportamientos.
- Mantener al público en la ignorancia y la medio­cridad. Hacer que sea incapaz de comprender las rela­ciones de causa y efecto de la realidad, las técnicas y métodos utilizados para su control y esclavitud.
- Estimular al público a ser complaciente con la me­diocridad. Promover en el público la idea de que es moda aceptada el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
- Reforzar la autoculpabilidad, disgregando su con­ciencia social. Hacer creer al individuo que es solamen­te él el culpable de sus propios problemas, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus incapacidades o de su poco esfuerzo. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autoinvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay movimiento social.
- Dominio de las tecnologías. En los últimos 50 años, hay una mayor brecha entre los conocimientos del públi­co y los poseídos y utilizados por las élites dominantes. Con la biología, la neurobiología y la psicología aplica­da, el sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo, a esto se agre­gan las llamadas “redes sociales” (youtuve, facebook, twiter). En la actualidad el sistema ejerce un control ma­yor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el que los individuos tienen y ejercen sobre sí mismos.
Quizá hay muchos otros recursos, pero indu­dablemente, los medios de comunicación obedecen a un patrón político, a un engranaje de conceptos, a una clase social que se beneficia de la manipulación, de la ignorancia y de la situación laboral que derivan de esta situación. La cabal conciencia de cómo revertir esta si­tuación exige, principalmente a los jóvenes, una mejor valoración del estudio de la historia, el análisis dialéctico de la realidad y de manera especial un sentido de rebel­día frente a los que quieren convertirnos en idiotas con DNI. (J.S.)

No hay comentarios: