1 de marzo de 2013

MAO: ¿DE DÓNDE PROVIENEN LAS IDEAS CORRECTAS?


MAO: ¿DE DÓNDE PROVIENEN LAS IDEAS CORRECTAS?
¿De dónde provienen las ideas correctas? ¿Caen del cielo? No. ¿Son innatas de los cerebros? No. Sólo pueden provenir de la práctica social, de las tres clases de práctica: la lucha por la producción, la lucha de clases y los experimentos científicos en la sociedad. La existencia social de la gente determina sus pensamientos. Una vez dominadas por las masas, las ideas correctas características de la clase avanzada se convertirán en una fuerza material para transformar la sociedad y el mundo. En la práctica social, la gente se enfrenta con toda clase de luchas y extrae ricas experiencias de sus éxitos y fracasos. Innumerables fenómenos de la realidad objetiva se reflejan en los cerebros de las gentes por medio de los órganos de sus cinco sentidos, la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Al comienzo, el conocimiento es puramente sensitivo. Al acumularse cuantitativamente este conocimiento sensitivo se producirá un salto y se convertirá en conocimiento racional, en ideas. Este es el proceso del conocimiento. Es la primera etapa del proceso del conocimiento en su conjunto, la etapa que conduce de la materia objetiva a la conciencia subjetiva, de la existencia a las ideas. En esta etapa, todavía no se ha comprobado si la conciencia y las ideas (incluyendo teorías, políticas, planes y resoluciones) reflejan correctamente las leyes de la realidad objetiva, todavía no se puede determinar si son justas. Luego se presenta la segunda etapa del proceso del conocimiento, la etapa que conduce de la conciencia a la materia, de las ideas a la existencia, esto es, aplicar a la práctica social el conocimiento obtenido en la primera etapa, para ver si esas teorías, políticas, planes y resoluciones pueden alcanzar las consecuencias esperadas. Hablando en general, los que resultan bien son adecuados, y los que resultan mal son erróneos, especialmente en la lucha de la humanidad contra la naturaleza. En las luchas sociales, las fuerzas que representan a la clase avanzada a veces padecen algún fracaso, más no a causa de que sus ideas sean incorrectas, sino de que en la correlación de las fuerzas en lucha, las fuerzas avanzadas aún no son tan poderosas por el momento como las reaccionarias, y por consiguiente fracasan temporalmente, pero alcanzan los éxitos previstos tarde o temprano. Después de las pruebas de la práctica, el conocimiento de la gente realizará otro salto, que es más importante aún que el anterior. Porque sólo mediante el segundo salto puede probarse lo acertado o erróneo del primer salto del conocimiento, esto es, de las ideas, teorías, políticas, planes y resoluciones formadas durante el curso de la reflexión de la realidad objetiva. No hay otro método para comprobar la verdad. La única finalidad del proletariado en su conocimiento del mundo es transformarlo a éste. A menudo sólo se puede lograr un conocimiento correcto después de muchas reiteraciones del proceso que conduce de la materia a la conciencia y de la conciencia a la materia, es decir, de la práctica al conocimiento y del conocimiento a la práctica. Esta es la teoría marxista del conocimiento, es la teoría materialista dialéctica del conocimiento. Muchos de nuestros camaradas todavía no comprenden esta teoría del conocimiento. Cuando se les pregunta de dónde extraen sus ideas, opiniones, políticas, métodos, planes, conclusiones, elocuentes discursos y largos artículos, consideran extraña la pregunta y no pueden replicar. Encuentran incomprensibles los frecuentes fenómenos de salto en la vida cotidiana en que la materia puede transformarse en conciencia y la conciencia en materia. Por eso, es preciso educar a nuestros camaradas en la teoría materialista dialéctica del conocimiento para que orienten correctamente sus pensamientos, sepan investigar y estudiar bien, realicen el balance de sus experiencias, superen las dificultades, cometan menos errores, trabajen bien y luchen esforzadamente para convertir a China en una gran potencia socialista y ayudar a las grandes masas de los pueblos oprimidos y explotados del mundo, cumpliendo así los grandes deberes internacionalistas que habremos de asumir. (Textos Escogidos de Mao Tse Tung. 1977).




SOBRE LA CONTRADICCIÓN
“En oposición a la concepción metafísica del mundo, la concepción dialéctica materialista del mundo sostiene que, a fin de comprender el desarrollo de una cosa, debemos estudiarla por dentro y en sus relaciones con otras cosas; dicho de otro modo, debemos considerar que el desarrollo de las cosas es un auto movimiento, interno y necesario, y que, en su movimiento, cada cosa se encuentra en interconexión e interacción con las cosas que la rodean. La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno. Todas las cosas entrañan este carácter contradictorio; de ahí su movimiento, su desarrollo. El carácter contradictorio interno de una cosa es la causa fundamental de su desarrollo, en tanto que su interconexión y su interacción con otras cosas son causas secundarias. Así, pues, la dialéctica materialista refuta categóricamente la teoría metafísica de la causalidad externa o del impulso externo, teoría sostenida por el materialismo mecanicista y el evolucionismo vulgar. Es evidente que las causas puramente externas sólo pueden provocar el movimiento mecánico de las cosas, esto es, sus cambios de dimensión o cantidad, pero no pueden explicar la infinita diversidad cualitativa de las cosas ni la transformación de una cosa en otra. De hecho, hasta el movimiento mecánico, impulsado por una fuerza externa, tiene lugar también a través del carácter contradictorio interno de las cosas. El simple crecimiento de las plantas y los animales, su desarrollo cuantitativo, también se debe principalmente a sus contradicciones internas. De la misma manera, el desarrollo de la sociedad no obedece principalmente a causas externas, sino internas. (Fragmento de “Sobre la contradicción” Mao Tse Tung)

SOBRE LOS ESCRITORES Y ARTISTAS

Hoy, los escritores que se aferran a la posición pequeñoburguesa, individualista, no pueden servir verdaderamente a las masas de obreros, campesinos y soldados revolucionarios; su interés se concentra principalmente en el reducido número de intelectuales pequeñoburgueses. He aquí la razón clave por la cual una parte de nuestros camaradas son incapaces de resolver correctamente el problema de a quién deben servir nuestro arte y nuestra literatura. Al decir esto, no me refiero a la teoría. Teóricamente, o de palabra, nadie en nuestras filas considera que las masas de obreros, campesinos y soldados sean menos importantes que los intelectuales pequeñoburgueses. Me refiero a la práctica, a la acción. En la práctica, en la acción, ¿no dan más importancia a los intelectuales pequeñoburgueses que a los obreros, campesinos y soldados? Creo que sí. Muchos camaradas se inclinan a estudiar a los intelectuales pequeñoburgueses y a analizar su sicología, se preocupan preferentemente por describirlos, excusan y defienden sus defectos en vez de conducirlos a acercarse, junto con ellos, a las masas de obreros, campesinos y soldados, a incorporarse a las luchas prácticas de esas masas, a describirlas y educarlas. Muchos camaradas, como son de origen pequeñoburgués y a la vez intelectuales, buscan hacer amigos sólo entre los intelectuales y concentran su atención en el estudio y la descripción de éstos. Tal estudio y descripción serían razonables si se hicieran desde la posición proletaria. Pero ellos no lo hacen así, o no del todo. Se mantienen en la posición de la pequeña burguesía y hacen de sus obras una autoexpresión de esa clase; esto lo podemos ver en buen número de producciones artísticas y literarias. En muchas ocasiones, manifiestan toda su simpatía por los intelectuales de origen pequeñoburgués, simpatizan hasta con sus defectos e incluso llegan a alabarlos. En cambio, rara vez entran en contacto con las masas de obreros, campesinos y soldados, no los comprenden ni estudian, no tienen amigos íntimos entre ellos ni saben describirlos; si los describen, los presentan con ropa de trabajador, pero rostro de intelectual pequeñoburgués.
En ciertos aspectos, aman también a los obreros, los campesinos y los soldados, así como a los cuadros que de éstos provienen; pero, a veces, y en algunos aspectos, no los aman: no aman sus sentimientos, sus maneras, su arte y su literatura incipientes (periódicos y pinturas murales, canciones y cuentos populares, etc.).
Algunas veces muestran también afecto por esas cosas, pero es a la caza de novedades, para adornar sus propias obras, o incluso buscar lo que hay de atrasado en ellas.
Otras veces las desprecian abiertamente y manifiestan su preferencia por lo que pertenece a los intelectuales pequeñoburgueses y aún por lo de la burguesía. Estos camaradas todavía tienen sus pies plantados del lado de los intelectuales pequeñoburgueses o, para decirlo de una manera más elegante, lo recóndito de su alma es aún reino de la intelectualidad pequeñoburguesa. Así, pues, no han resuelto todavía, o no han resuelto claramente, el problema de para quién deben hacerse el arte y la literatura. (Foro de Yenán. Fragmento. Mao Tse Tung)

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