1 de septiembre de 2013

MANUEL SCORZA, POETA, NOVELISTA Y EDITOR



Hace muchos años en Cerro de Pasco apareció una empresa minera que acometió contra los pueblos instalando una alambrada que cercaba las comunidades, los cerros, las lagunas y la pampa, en una extensión de miles de kilómetros. Nadie daba razón alguna de este cerco. El agobio y el aislamiento dieron lugar a la indignación de los campesinos que defendieron con energía sus tierras y ganados.
Las autoridades, fieles sirvientes del capital internacional, en defensa de la empresa Cerro de Pasco Corporation, envían tropas para contener los reclamos de la población de Rancas. Y el 2 de mayo de 1960 se produce una masacre. Ese es el tema de la novela “Redoble por Rancas”, la primera del ciclo “La guerra silenciosa” que escribiera y publicara el poeta, novelista y editor Manuel Scorza.
Manuel Scorza nació el 9 de Setiembre de 1928 en Lima, pero vivió parte de su infancia en un pueblo de Huancavelica. Estudió en el Colegio Militar Leoncio Prado y posteriormente, ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde donde palpó y participó en la agitación social de aquellos años. A los 20 años, en 1948, Scorza tuvo que salir del país en calidad de exiliado tras el golpe de estado del general Odría y la persecución que inicia esta dictadura. Se estableció en París, Francia, donde trabajó como lector de español en la Escuela Normal Superior de Saint-Cloud. Sin embargo, muchos de los versos de su primer poemario “Las imprecaciones” (1955) ponen en relieve el desconsuelo por vivir lejos del Perú. Más tarde, durante el gobierno de Manuel Prado, Scorza vuelve al Perú.
A su retorno, a la vez que bebe con atención los conflictos sociales de su época, publica sucesivos poemarios con una vena romántica y al mismo tiempo política: “Los adioses” (1959), “Desengaños del mago” (1961), “Réquiem para un gentil hombre” (1962), “Poesía amorosa” (1963). En 1968, mientras constituía un movimiento político de filiación campesinista, se ve en la necesidad de volver al exilio. Más tarde, publica otro libro de poesía, “El Vals de los reptiles” (1970). Pero es en su labor como novelista donde desarrolla un tema definitorio para su labor intelectual: las luchas campesinas contra la explotación de grandes empresas mineras internacionales. Así es como después de “Redoble por Rancas” (1970) escribe y publica “Historia de Garabombo el invisible” (1972), “El jinete insomne” (1977), “Cantar de Agapito Robles” (1977), “La tumba del relámpago” (1979).
Como pocos editores, en este rubro, Scorza pretendió poner en manos de los lectores, a un precio sumamente asequible, la producción literaria de autores contemporáneos, peruanos y del orbe mundial, popularizando con decisión su conocimiento. Populibros Peruanos fue el nombre de su labor editorial. Hasta que la Iglesia y la censura de Luis Bedoya Reyes le pusieron freno a la obra de Oswaldo Reinoso, “En octubre no hay milagros”. Pero ya había publicado 54 títulos. Y ya había encendido en muchos jóvenes el amor por la lectura.
En 1983 y después de haber publicado en febrero de ese año su última novela, “La danza inmóvil”, que significaba una ruptura radical con el ciclo de “La guerra silenciosa”, el Boeing 747 Vuelo 11 de Avianca en el que iniciaba viaje rumbo a Bogotá junto a otros intelectuales para participar en un congreso que pretendía hacer balance de la cultura hispanoamericana, se estrelló contra una colina en su aproximación al aeropuerto de Madrid.
Al lado de Ciro Alegría y José María Arguedas, por su profundo amor al campesinado peruano, Manuel Scorza es considerado como uno de los grandes novelistas y poetas peruanos de la década del 60. Los jóvenes escritores de hoy tienen en él una vida ejemplar. (M.G.)


“El drama de nuestra sociedad es que no se actúa: se mira actuar. A los tiempos de los aventureros se suceden los tiempos de los que miran aventuras. Mejor que luchar, rebelarse y vencer, es mirar luchar, mirar rebelarse”. SCORZA

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